lunes, 15 de junio de 2015

Sierra del Endrinal hasta el final

Un 13 de junio, a priori, no es buena idea salir a caminar a la sierra del Endrinal, pero hay excepciones meteorológicas, con buenas ventanas para ser aprovechadas y disfrutar de esos últimos cartuchos estivales. La primavera ha vuelto para ser aprovechada en la montaña.
Saliendo desde el paso del Boyar, hacia el collado de las Presillas y siguiendo la línea ascendente y directa al Simancón… sin necesidad de encumbrarlo, pues lo teníamos recientes. La niebla nos hizo dar alguna vuelta de más por la zona de la Sima del Simancón, pero mereció la pena explorar la agujereada zona.
Alcanzamos el collado que baja a Navazuelos, y fuimos al Pocillo Verde, donde un golpe de suerte, hizo abaratar la excursión. Desde aquí tomamos el camino del refugio, donde amueblamos el estómago, que se estaba quedando vacío, y buscamos arista pura, para llegar al último pico, de 1407m, que cae a plomo sobre el Encinar y Pardeja. Es espectacular la vista tan aérea que se tiene desde este puntal, ya que no aparecen más elevaciones hasta la sierra de Libar, si miramos al Sur.
Hacía años que no pisaba esa vertiente, desde que escalase aquella descompuesta y arriesgada pared… medio millar de metros más abajo, igual que hacía tiempo que no sonaban The Black Crowes en nuestro estudio. Ya iba siendo hora de dejarse llevar por esa gran banda.
A la vuelta, rodeando el Reloj por el Cancho de la Berejuela, nos encontramos un grupo del club Al Sendero, con Carlos y Petra, compañeros de andanzas y aventuras, que también supieron aprovechar esa ventana de buen tiempo para disfrutar de lo que más nos enriquece, que es caminar por las montañas. Fue una sorpresa agradable compartir un tramo del recorrido dialogando con ellos.
Una vez nos separamos, cruzamos los llanos del Endrinal, para, por el Collado de las Presillas, volver a donde teníamos aparcada la nave… no sin antes tumbarnos en una mullida roca a disfrutar y contemplar el silencio, ese que nos llama, pues no todo va a ser “porrazo y soplío”.





















lunes, 1 de junio de 2015

Djebel Musa (851m)

No puedes recordar desde cuando observas esa montaña de silueta redondeada que emerge desde el otro lado del Estrecho, y visible desde buena parte de la provincia de Cádiz.
Hasta que Alberto , miembro del club de senderismo Camino y Jara no nos ofreció la posibilidad de unirnos a ellos para acercarnos a esa “Columna de Hércules”, no hemos arrancado a aventurarnos con esa mole caliza marroquí. Así, que desde aquí, queremos agradecer el trabajo llevado a cabo por Escalona, ya que sin él, la excursión no hubiese resultado tan sencilla.
Los trámites burocráticos aduaneros para entrar en Marruecos por la frontera con Ceuta, son un verdadero contratiempo, lo que nos llevó a empezar la ascensión, desde Belyounech, a medio día… un caluroso 30 de mayo.
Sombras no vamos a encontrar ninguna en esta ascensión, a no ser que arranquemos por la tarde, y el camino carece de fuentes, solo hay un pozo si bajamos por la vertiente Oeste, aunque es mejor llevar bastante agua… de todas formas, aconsejaríamos realizar esta subida en febrero o marzo, y si puede ser con un gélido y limpio viento de Norte… mejor.
Desde el pueblo, nos dirigimos hacia la mezquita, y pasamos por un estrecho callejón, y pasada una fuente, a la izquierda, veremos un empinado sendero pedregoso, que apunta a la montaña…  ese primer tramo es un resumen de la constante pendiente que vamos a tener que ganar en todo el trayecto.
Desde el pueblo, vamos a comprender por fin, porque llaman a esta montaña la “Mujer Muerta” o “mujer Dormida”… la verdad es que es preferible dejarla soñar y no ser tan macabro.
El camino es bastante pedregoso, y se toma altura muy rápido, pues es casi una escalera. Pasamos junto a unos enormes y vetustos olivos con porte asilvestrado, placas de caliza excepcionales y farallones verticales que adornan el tránsito, y una amplitud visual que se ensancha y torna de azul conforme vamos avanzando.
No sabemos si por efecto de la pequeña bruma que cubría el sur peninsular, pero resultó ser más atractiva la vista de África desde Europa, que viceversa. El pico del Gitano, el Peñón de Gibraltar, La bermeja sierra de los Reales, o la Real Sierra Bermeja… al gusto… asomaban tímidamente a través de un velo blanco… como tímidamente asoman a veces las notas que el gran Robben Ford es capaz de extraer de sus guitarras. Este año, Robben volverá a España, a Bejar, a deleitarnos con su majestuoso sentido del ritmo. Damos fe de que es algo inolvidable.
Una vez alcanzado el collado, repusimos algo de energía, y nos separamos de aquellos miembros de la excursión, que castigados por el calor, decidieron no ascender a la cumbre, la cual se sitúa girando a la izquierda, o al Sur, de este precioso y femenino collado.
A partir de aquí, habrá que utilizar las manos en muchos pasos, y extremar la delicadeza al avanzar, pues podemos desprender rocas y ocasionar un accidente a los que venimos caminando a la cola del grupo.
Las vistas desde la cumbre son excepcionales, y el regreso hasta el collado es por el mismo lugar, solo que para hacer la ruta circular, desde el collado, vamos a continuar hacia el Oeste, para pasar junto al Islote Peregil y cerrar el itinerario por la costa.