miércoles, 21 de abril de 2010

PEÑA DEL ÁGUILA

                                   

El domingo, por la mañana, nos dirigimos a los montes de Mata Bejib, con su esbelta Peña del Águila.
 

Comenzamos la ruta circular de 14 kms en un primitivo asentamiento árabe que posteriormente fue reutilizado por su abundante agua dando lugar a principios del s. XX una central térmica con su molino de agua para su captación y transformación en electricidad, es uno de esos pequeños núcleos rurales que nacen a raíz de una industria y que posteriormente en los años sesenta fue abandonada para dar paso en la actualidad a una recuperación del desarrollo rural de la zona.


Con forme vamos subiendo por un camino bien establecido vamos divisando los inmensos campos sembrados de olivos y se me viene a la cabeza el poema de M. Hernández “Andaluces de Jaén” y que se nos llena el corazón de emoción sólo de pensar el sufrimiento que encierra el esplendor que desprenden esos campos...
“Andaluces de Jaén
aceituneros altivos
decidme en el alma quien
Quien levanto los olivos.
No los levanto la nada
Ni el dinero ni el señor
Sino la tierra callada
El trabajo y el sudor....”


Con este paisaje de fondo llegamos a la cumbre de la peña del Águila sin darnos cuenta desde donde podemos divisar Sierra Mágina, Carcales, cerro Serrezuela, Los Bolos, cerro del Morceguillo...
Empezamos una ascensión por los montes de Mata Bejig donde nos adentramos en bosque de pino carrasco, pino resinero y pino laricio, junto con encinas, quejigos, chopos y majuelos, hasta que llegamos a una nava, donde hacemos un descanso de reagrupamiento y salen a nuestro encuentro las águilas reales y halcones peregrinos.
El final de nuestro recorrido prácticamente la vegetación natural ha desaparecido dando lugar a cultivos de olivos, cerezos y almendros donde la intervención humana a hecho sus efectos, aunque cuando miramos sus campos nos da la sensación de que sus olivos siempre han estado ahí, no es así, la repoblación olivarera ha sido un fenómeno reciente de hace unos cincuenta años para acá ya que sus suaves pendientes eran ocupadas por cereales.
De esta forma llegamos de nuevo a nuestro punto de partida, pero no puedo terminar mi viaje por tierras de Jaén sin decir:

“son los olivos verdes
de señoriítos
que sudan gruesas gotas
en los casinos
mientras que allá en el campo
los labradores
han de regar la tierra
con sus sudores....  

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