viernes, 21 de abril de 2017

Desde Almoharín al Parque Natural de Cornalvo, en Tándem.

Julio Cortázar escribió la novela Rayuela en 1963. En ella había un personaje, Maga, nombre que adoptó la banda sevillana de Indi-Rock, donde destaca la voz en un tono alto del cantante Miguel Rivera, que también lleva la guitarra y teclados. El cantante de Maga, una vez quiso salir de su casa, en semana santa, y en ese preciso momento estaba pasando la cofradía del Silencio… con toda su comitiva. No pudo salir… y aprovechó ese momento para componer una canción, que además dio título a su álbum de 2011: Silencio. Sin duda, una composición de lectura obligatoria.
Nosotros no tuvimos la suerte, o la desgracia, de que el Silencio pasase por la puerta de nuestra casa, en Almoharín, y a las 7:50 ya estábamos pedaleando a dúo, desde la Plaza de España, eso sí, por una zona acogedora y bastante silenciosa.
Era un martes de semana santa, y con 6 grados de temperatura, el manillar no era tan confortable como aquella cama que acabábamos de abandonar. Llevábamos el gps atado a la potencia, y con unos “waypoints” en forma de banderita azul, que entre la poca luz de la mañana… los ojos llorosos del frío… la verdad es que había que parar en cada encrucijada y comprobar si nos movíamos en la dirección correcta. El trazado fue obra maestra del compañero forero Keducc, y hay que agradecerle el gran trabajo que hizo… estas dehesas son un entramado de viales y cañadas dignos de recorrer… y por los que poder perderse.
El Parque Natural de Cornalvo es inmejorable para la bici… de los mejores rincones que hemos pedaleado… Extremadura promete, y mucho. Llegamos a la presa del embalse, que es la única en funcionamiento de origen Romano, rodeados de jaras en flor (Ladanifer). El Berrocal del Rugidero es otro enclave místico, del que disfrutar caminando, y la presa pequeña del arroyo de las Muelas, también se merece nuestra parada. Al salir del Parque, se pasa por unos caminos en constante sube y baja, por una zona que hace millones de años era un río, y el terreno es un pedregal de cantos rodados… hubo que atravesar zonas técnicas, tanto en bajada como en subida, pero el reto de no poner un pie en el suelo, con el laborioso tándem, fue superado.
Pasando los depósitos de agua de Alcuéscar, bastante ensuciado el entorno, por cierto, visitamos la iglesia visigoda de Santa Lucía del Trampal, del siglo IX, muy interesante y bien conservada.
Alcuéscar es buena opción para preguntar por un bar y comer, y así reponer la energía que nos había costado llegar hasta allí. Ya hacía calor… unos 31 grados… Aquí estuvimos hablando con algún paisano, y nos aconsejaron el itinerario más rápido para llegar a Arroyomolinos, y de ahí a Almoharín. Tras 86 kms, finalizamos el recorrido en nuestra casa, nos refrescamos, y degustamos los famosos higos secos bañados en chocolate.

Extremadura, como siempre, sorprendiendo con sus productos gastronómicos.

Salida de Almoharín, con 6º de temperatura.

Sierra de Almoharín.

Puente romano sobre el arroyo El Coto.





Típica charca de las dehesas extremeñas.


Parada para hidratar y observar el monte.


Entrada al Parque Natural de Cornalvo.

Berrocal del Rugidero.

Berrocal del Rugidero.

Berrocal del Rugidero.

Cola del Embalse de Cornalvo


Embalse de Cornalvo.

Presa romana de Cornalvo.





Iglesia visigoda de Santa Lucía del Trampal.

Cruceiro en Alcuéscar.

Parroquia del Salvador en Almoharín.

Plaza de España y Ayuntamiento de Almoharín.


https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17306729

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