domingo, 17 de marzo de 2013

PEÑÓN GRANDE

El peor enemigo del escalador de roca, es la lluvia. La predicción decía que había muy pocas posibilidades de recibir el líquido elemento, así que, nos acercamos a pié de vía cargados de quincalla y otros utensilios de textil y caucho necesarios para la progresión en vertical.
El Peñón Grande, en Grazalema, se puede subir andando con bastante facilidad, pero entonces no tendría gracia… las paredes están para explorarlas, disfrutarlas, y mancillarlas lo menos posible; solo lo necesario para nuestra seguridad.
La mala fortuna fue, que  a partir de la tercera reunión, empezó a llover y se complicó la progresión. Nano pasó por aquel diedro, empezando a mojarse, de primero, y cuando salimos Enrique y yo de la reunión, estaba todo tan empapado, que los gatos no tenían la adherencia necesaria para confiar en ellos; las manos, insensibles por el frío, no daban sensación de agarre a las presas, que para colmo, se me rompió un trozo de roca, al pellizcarlo. 
Una escalada épica, con una mezcla de adrenalina y miedo, que nos obligó a hacer una travesía hacia la canal de la izquierda y ascender por ella unos 15 metros, hasta que alcancé uno de los descuelgues que instalamos hace unos 5 años… o más.
Desde aquí, solo 3 rápeles y estaríamos en terreno seguro, pero con todo mojado. Para ese momento, Isabel, ya habría llegado al coche, tras haber caminado por los llanos del Endrinal, Puerto de las Presillas…
Sólo me queda, recordar al bueno de Alvin Lee, cantante y guitarrista de Ten Years After, que falleció el 6 del presente en la malagueña población de Estepona, y que tantas tardes de blues me ha proporcionado.







  

3 comentarios:

  1. Qué buen reportaje. Esto de las cuerdas y los nudos es un mundo completamente desconocido para mí. Tuvo que ser una jornada adrenalítica, en la que todo salió bien. Enhorabuena.

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  2. Uno empieza a aprender a confeccionar nudos, cuando tus padres te enseñan a atarte los zapatos. A partir de ahí, se nos abre un mundo fascinante de cabuyería. Si a esto le sumamos la curiosidad del ser humano por intentar reptar una pared, la diversión está asegurada.
    Aquel que no llega a practicar la escalada, no es un montañero de verdad...

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    1. Aquel que no llega a practicar la escalada, no es un montañero de verdad...

      Yo soy un trepador, eh!!!, jajaja... pero me encanta que apeles a mi orgullo para picarme, me gusta ese espíritu que empuja al otro a superarse, de forma sana. Todo se andará, pero antes debo hacer muchos cambios en mi cuerpo: soy realista.

      Hasta pronto.

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